Odio por
amor.
Antes de empezar con esto, que
estoy seguro que a muchos les va a parecer las palabras de un marginado, quiero
explicar:
1.
El autor de estas boberías tiene sus razones
para escribirlas.
2.
La literatura es universal y expresa los
sentimientos
de todo aquel que escribe.
3.
Cuando se vive con miedo a hablar, es mejor
escribir.
Odio las manifestaciones públicas, las
protestas pacíficas, las marchas por una causa “justa” y las peleas callejeras;
porque todas las anteriores sirven de trampolín a ladrones, desocupados y
resentidos para sacar toda su furia. Las marchas pacíficas terminan con un sin
número de heridos, a los manifestantes los calla la fuerza pública y las causas
de este pueblo están apilonadas en los juzgados.
Odio a todos aquellos que creen
que viendo NatGeo o History se las saben todas. A los conductores de buses, a
los taxistas que se creen víctimas de atracos y nos roban cada que ven la
oportunidad.
Odio la política, aunque Platón
no se canse de repetir que todos somos políticos; podría estar de acuerdo con
eso si todos le robáramos por igual al país. Odio el acento paisa del
expresidente Uribe cuando habla inglés (que poco orgulloso me siento de
compartir algo con ese señor), odio a los que usan pantalones ajustados después
de la rodilla ¿Tendrán espejo en la casa? ¿Tienen amigos? Odio al actual
vicepresidente por ordinario, porque si Colombia “no tuvo memoria” al elegir a
Petro como alcalde, Santos no tuvo respeto para con nosotros al elegir a
Angelino como su fórmula de campaña.
Odio los huecos y los trancones
de la ciudad, a los policías de tránsito que sólo sirven para llevar puesto un
uniforme y un silbato. ¿Ya dije que odio a los taxistas? Si. Odio a los “Punk”,
a los “Skin Head” y a los “Hippies”.
Odio a los expendedores de
drogas, a los traficantes de armas y a los consumidores “gringos” de marihuana,
crack, y demás sustancias que los pone “very happy”. Odio el invierno, el
verano; pero no puedo odiar la primavera ni el otoño porque estas estaciones no
pasan por estas tierras. Odio las telenovelas mejicanas que son las mismas
desde que tengo uso de razón, sólo le cambian los protagonistas y el título.
Odio a los borrachos pelioneros,
a los “ñeros” que me encuentro en la calle, a los que escuchan raggaeton y a
los que bailan música electrónica. Odio a las palomas de la plaza, a los
vendedores ambulantes, a los abogados honestos y a los que van a trabajar en
corbata, (para mí estos forman un solo grupo).
Odio la publicidad, los medios de
comunicación y a los trabajadores sociales. A las prostitutas de la calle 22
(que son en su mayoría travestis). Odio a los homosexuales liberales y a los
cacorros de closet; a los primeros por avergonzar una cultura que cada vez
tiene más adeptos, y a los últimos por vivir una vida “normal” mientras compran
sexo con jóvenes y hasta los visten, los mantienen y les pagan la universidad
(cosas estas que a veces no hacen con sus propios hijos)
Odio todo lo que me recuerda que
soy humano. El dolor de los pobres, las canciones de cuna, la música norteña y
el “rapeo” de los “cantantes de bus” en las tardes.
Odio el sexo en las mañanas y los
besos que no saben a nada. Odio a Piedad Córdoba por “pantallera” y poco
usable.
Pero si manifiesto que odio todo
lo anterior es porque en el fondo del corazón (un corazón que late a medias a
causa de las arritmias y el cigarrillo) me gusta que todo sea como es, así sin
más, porque esto es lo que hay.
Mas allá de criticar el hecho de hablar en negativo todo el tiempo, si quiero rescatar que logra que el mensaje llegue claro y conciso, confirmando la literatura, o el arte de escribir el medio de mayor expresión, la mejor manera de transmitir sentimientos, posiciones y hacer "volar" la imaginación con cada aseveración llegando incluso a estar de acuerdo con alguna de ellas... respetable el cierre, pero se siente mucha frustración y resignación, se espera una propuesta/solución o una posición/actitud mas propositiva frente a la cruda realidad... por lo demás, simplemente Genial!
ResponderEliminarOdio de no encontrar a persona que se rasque el ombligo...
ResponderEliminarPues yo odio no haber escrito esto.
ResponderEliminarHagamos un trato, será de los dos, heheehh
EliminarMil gracias por COMPARTIR TUS REFLEXIONES
ResponderEliminary dejar las huellas en el corazón,
con tu permiso me quedo para seguirte.
Abrazos miles desde la pampa argentina.
Amalia
Gracias querida Amalia. Me voy a dar una pasadita por el tuyo.Abrazos
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