miércoles, 17 de febrero de 2010

AMORES INCONCLUSOS


Bajo el manto oscuro de la noche, una noche de éstas, una de tantas, llena de fantasmas, de duendes y de hadas mágicas recuerdo mis amores inconclusos.

Mi colección de amores es más larga que las letanías a los santos, como una cadena interminable. Trato de evocarlos a todos, uno por uno, otorgándoles su ración de tiempo y de recuerdo.

Algunos de ellos pasaron por mi vida sin dejar huella; pasajeros del tiempo, espectros luminosos, sombras sin nombres, como ladrones sin victoria. Otros, en cambio, se llevaron lo mejor de mí dejándome vacío, pesaroso y con una historia más para contar. Unos cuantos colmaron mi alma de caricias tiernas, besos enamorados, miradas secretas, susurros indiscretos y piel estremecida.

No puedo evitar sentirme culpable pero ¿qué puedo hacer? Yo soy así: “Bohemio de afición, amigo de las farras de noche mi timón navega sin amarras, el antro de lo peor me atrapa entre sus garras si hay vino, si hay mujeres, si hay guitarras. Yo todo lo que tengo lo doy por las damas y nunca me entretengo a ver si me aman les doy mi corazón tan solo una semana y luego sin rencores dejo que se alejen si les da la gana”.

La culpa me la quito con un cigarrillo y una cerveza, o dos, o tres, o las que sean necesarias, porque no puedo vivir con esos fantasmas rondando por mi casa. No me puedo dar el lujo de sentarme a llorar por lo que ayer fue y que hoy ya no es. Es preciso cerrar los libros cuando quedan a medio escribir y que ya no se van a leer de nuevo. Es necesario cerrar los ojos y respirar profundo pues la vida sigue su acelerada marcha hacia el infinito y no debo quedarme atrás.

Afuera está lloviendo y quiero salir a la calle para que el agua que cae del cielo se lleve todo este enredo, lo arrastre por las calles sucias y polvorientas y así pueda dormir tranquilo. Después de terminar mi cigarrillo me tomaré un café y si la culpabilidad sigue rondando me acostaré en mi cama, me cubriré con mi manta y le daré la espalda.